Elizabeth Paravicini, Periodista
Victor H. Romero se escabulle
peligrosamente en el mundillo de la política, del poder, de los
entreverados pasillos de la psicosis de
la seguridad, de los eventos, de las especulaciones, de las soledades, de la
paranoia y de la supuesta inteligencia, un bicho mitológico de diez cabezas en
el que una no sabe de la existencia de la otra.
Transita al lector –casi
periodísticamente- en los recovecos de
la manipulación, de la adulación, del sarcasmo o la simple ironía, del doble
discurso y de los velados mensajes desprendidos de diálogos, frases sueltas en
las que no todo lo que se dice está dicho; quizá apenas deslizado y entendido o
mal entendido.
Yo, el Presidente es una novela
política que expresa la agudeza de este tipo de expresión literaria, que
aproxima al lector a un mundo de ficción en un escenario muy nuestro, con evidentes señales de desconexión de la realidad, típico de los
entornos que asfixian y enceguecen.
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