martes, 7 de mayo de 2013

UN PRESIDENTE QUE PUDO SER CUALQUIERA DE LOS QUE TUVIMOS O TENDREMOS



Cecilia Di Marchi, Escritora

¿Qué hace que una persona ansíe llegar al poder? ¿Qué le pasa por la mente? ¿Realmente cree que puede tener un destino de líder, de mártir, de mesías? ¿Un hombre puede hacer la diferencia en un país inestable? El libro “Yo, el Presidente”, de Víctor Hugo Romero, se pone a indagar qué pasa por la mente del mandatario del país. Un presidente que pudo ser cualquiera de los que tuvimos o tendremos. 

Un hombre que se encuentra en el poder, que lo detenta, debe negociar con su pueblo para lograr un cambio –aunque por supuesto, si es para bien o para mal, es otra historia. Es, de hecho, la historia: una suma de pequeñas decisiones y de grandes cataclismos. Pero, ¿es posible lograr el cambio que se espera?

Un juego de poder. Después de dos elecciones, la imagen del presidente está desgastada. Todo el tiempo hay un malestar entre la gente, y a pesar de que siguen esperando que algo cambie, al mismo tiempo temen cualquier transformación. “Quien más le teme al cambio es aquel que siempre lo pide”, reflexiona el presidente. En este contexto, en medio de un país en crisis y conflictos continuos, se sabe que hay un complot. ¿Quién quiere matar al presidente? O, mejor, ¿quién no quiere hacerlo? 

Una trama bien lograda, una historia veloz, unas brillantes reflexiones sobre el poder al mismo tiempo que una ágil narración, esas son las características de la novela de Romero.

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